Ruta en coche de 7 días por Gran Canaria: guía completa y escapada en ferry

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Vista aérea del Puerto Rico de Gran Canaria con su playa, hoteles y puerto deportivo junto al mar.

Ruta en coche de 7 días por Gran Canaria: guía completa y escapada en ferry

¿Pensando en viajar a Gran Canaria una semana? Entonces hacer una ruta en coche es sin duda la mejor opción. En una sola semana puedes pasar de nadar en piscinas naturales de agua salada a caminar entre dunas doradas o subir hasta un imponente monolito volcánico rodeado de nubes. Por eso, recorrerla en coche es, sin duda, la mejor forma de descubrir su esencia.

Y es si alquilas un coche en tu visita a Gran Canaria, podrás pasar del norte verde y tradicional hasta el sur luminoso y playero, en apenas 20 minutos, ¡un planazo que no te puedes perder! 

En esta guía te contamos nuestra recomendación para una ruta de 7 días por Gran Canaria, con paradas imprescindibles, consejos prácticos y pequeños descubrimientos personales que te encantán (y sí, también hablaremos sobre gastronomía). Además, al final del viaje también incluimos una escapada en ferry a Fuerteventura, aprovechando las conexiones directas desde Las Palmas hasta Morro Jable. ¡Una travesía perfecta para cerrar una semana redonda!


Índice de contenidos


Día 1 y 2 – El norte auténtico: Agaete, Teror y Firgas

Empezar la ruta por el norte de Gran Canaria tiene todo el sentido. ¿Por qué? Porque es la zona más verde, más tranquila y perfecta para aclimatarse al ritmo de la isla antes de llegar al sur. Además, si te gusta conducir, las carreteras aquí son una pasada: curvas suaves, paisajes de montaña y pueblos que aparecen casi de repente.

Agaete y sus piscinas naturales

La primera parada que te recomendamos es Agaete, un pueblo pesquero que te sorprenderá. Las piscinas naturales de Las Salinas son de esas que ves en fotos y piensas: “¿de verdad es así?”. Pues sí, el agua es transparente y se está genial para un baño rápido. Aunque asegúrate de que puedes bañarte, ya que algunos días el Atlántico puede ser peligroso.

Después del chapuzón, te recomendamos que vayas al Puerto de las Nieves, donde hay varios restaurantes frente al mar. Pescado fresco, papas arrugadas y vistas al Atlántico… ¿qué más se puede pedir para empezar el viaje?

Teror, el pueblo más tradicional

Al día siguiente te recomendamos que vayas hacia Teror, un pueblo con muchísimo carácter canario. Las casas con balcones de madera, las calles estrechas y la Basílica de Nuestra Señora del Pino le dan un aire muy auténtico. 

Si vas en domingo, no te pierdas el mercado local: es pequeño, pero tiene de todo, desde quesos hasta el famoso chorizo de Teror, que por cierto, no podéis iros sin probar el famoso bocadillo de chorizo con miel, un clásico que está buenísimo y te dará energía para todo el día.

Firgas, el pueblo del agua

Desde Teror, sigue hasta Firgas, conocido por su paseo con fuentes y mosaicos de las islas canarias. Es un pueblo pequeño, pero muy fotogénico y con unas vistas espectaculares hacia la costa norte. ¿Lo mejor? Que suele estar bastante tranquilo, ideal para hacer una parada corta antes de seguir la ruta.

Consejo: si tienes tiempo, quédate una noche por esta zona. Dormir en Agaete te deja cerca del mar y de las piscinas naturales; hacerlo en Teror, en cambio, te permite disfrutar del ambiente rural y de la tranquilidad del interior.

Bocadillo de chorizo de Teror servido en una mesa de madera con vino tinto y aceitunas, comida tradicional de Gran Canaria.
Un clásico de Gran Canaria: bocadillo de chorizo de Teror con vino y aceitunas, en una terraza del norte de la isla.

Día 3 – El corazón de Gran Canaria: Roque Nublo y Tejeda

¿Se puede decir que has estado en Gran Canaria si no has subido al Roque Nublo? Probablemente no. Es uno de esos lugares que hay que ver al menos una vez en la vida, y no solo por las vistas, sino por la sensación de estar literalmente en el centro de la isla.

Desde el norte subimos por carretera hacia Tejeda, y el trayecto ya vale la pena por sí solo. Las curvas son muchas, sí, pero cada mirador es una excusa para parar y sacar una foto. La vista del Nublo asomando entre las montañas es impresionante, sobre todo si vas temprano y aún hay algo de niebla.

El sendero al Roque Nublo es corto (unos 30-40 minutos de subida), pero conviene llevar agua y calzado cómodo. No es una ruta difícil, aunque tiene tramos con bastante sol. Arriba, el paisaje cambia completamente: ves el mar de nubes, el Pico de las Nieves y, si el día está despejado, hasta el Teide al fondo. ¿Vale la pena? Sin duda.

Después de la caminata, paramos en Tejeda, uno de los pueblos más bonitos de España. Es pequeño, limpio y con unas vistas espectaculares hacia el Nublo. Hay varias terrazas donde comer o simplemente tomar un café mirando al valle. Nosotros paramos en una panadería con dulces caseros -si ves “bienmesabe” en la carta, pruébalo-.

Consejo: intenta hacer esta parte de la ruta entre semana. Los fines de semana suele haber más tráfico y aparcar cerca del inicio del sendero puede ser complicado. Y si puedes, quédate a ver el atardecer: los colores sobre las montañas cambian cada minuto y es una pasada.

Vista del Roque Nublo en Gran Canaria iluminado por el sol del atardecer, rodeado de pinares y formaciones volcánicas.
El Roque Nublo, una de las rutas más populares de Gran Canaria, bañado por la luz dorada del atardecer.

Día 4 – El este: Agüimes y el Barranco de Guayadeque

Después de la montaña y el paisaje volcánico del interior, el este de la isla cambia completamente. Es más seco, con tonos ocres y pueblos que parecen quedarse colgados en medio del barranco. ¿El plan? Pasar el día entre historia, carretera escénica y buena comida.

La primera parada debe ser Agüimes, un pueblo con mucho encanto y un aire tranquilo. Las calles están llenas de esculturas al aire libre, algo que sorprende porque te las vas encontrando sin esperarlo. ¿Lo mejor? Que se recorre a pie fácilmente y tiene ese ambiente local que a veces cuesta encontrar en zonas más turísticas.

Desde allí, puedes seguir hacia el Barranco de Guayadeque, una de las zonas más curiosas de Gran Canaria. La carretera se va estrechando y el paisaje se vuelve cada vez más impresionante. Allí podrás descubrir las famosas casas-cueva que son básicamente restaurantes, en los que tendrás que comer sí o sí para vivir la experiencia al completo.

Consejo: lleva chaqueta ligera, incluso si hace calor en la costa. En Guayadeque la temperatura baja bastante, sobre todo por la tarde. Y si te gusta la fotografía, haz paradas en los miradores del barranco: la luz cambia según la hora y las vistas son espectaculares.

Casas cueva y esculturas en el Barranco de Guayadeque, un enclave natural y cultural en el este de Gran Canaria.
Casas cueva tradicionales en el Barranco de Guayadeque, una de las zonas más singulares del este de Gran Canaria.

Día 5 – Maspalomas y relax junto al mar

Después de varios días de carretera y montaña, toca bajar el ritmo. ¿Dónde mejor que en Maspalomas? El sur de la isla es más árido, pero tiene una luz impresionante y ese ambiente de vacaciones que se contagia al instante.

Las dunas de Maspalomas son un imprescindible. Lo ideal es ir temprano o al atardecer: las temperaturas son más suaves y el paisaje parece otro. Si caminas un poco hacia el interior de las dunas, el silencio es total. Casi cuesta creer que estés a pocos metros de hoteles y restaurantes.

Cerca del Faro de Maspalomas hay un paseo marítimo muy agradable, con tiendas, terrazas y bares donde sentarse a ver la puesta de sol. Te recomendamos que acabes el día cenando en Meloneras, en una terraza frente al mar. No hay nada más simple, pero tampoco nada más perfecto.

Consejo: si te alojas aquí, intenta reservar un hotel o apartamento con vistas; el amanecer sobre el Atlántico es precioso. Y si te apetece algo de actividad, hay rutas en bici o a pie por la costa hasta Playa del Inglés.

Dunas doradas de Maspalomas frente al mar azul en el sur de Gran Canaria, un paisaje natural único en las Islas Canarias.
Vista aérea de las dunas de Maspalomas, uno de los paisajes más emblemáticos del sur de Gran Canaria.

Día 6 – Mogán, el puerto más pintoresco del sur

¿Sabes esos lugares que parecen sacados de una postal? Pues Puerto de Mogán es exactamente así. Casas blancas cubiertas de buganvillas, canales de agua que cruzan el puerto y un ambiente tranquilo que invita a no mirar el reloj. Además, es conocido como la pequeña Venecia de Gran Canaria y por algo será, ¿no?

A primera hora el pueblo está en calma y se puede pasear por sus callejones sin agobios. El puerto es pequeño, pero precioso: barcos de pesca mezclados con yates, un montón de restaurantes y una preciosa playa.

Uno de los planes más agradables es subir al pequeño mirador que hay sobre el puerto. La vista desde arriba es increíble, sobre todo si el mar está en calma. Luego, bajar y darse un baño en la playa de Mogán, que tiene el agua cristalina y casi sin olas.

¿Y para comer? Hay muchos sitios junto al muelle, pero conviene evitar los más turísticos. Si te apetece algo más local, busca los restaurantes del fondo del puerto: pescado del día, papas arrugadas, paellas y vino blanco canario.

Consejo: si estás haciendo la ruta en coche, intenta aparcar antes de entrar al puerto; el acceso es estrecho y suele llenarse rápido. Y si tienes tiempo, quédate hasta la tarde. Ver el atardecer reflejado sobre las fachadas blancas de Mogán es un cierre de día perfecto.

Puerto de Mogán en Gran Canaria, con casas de colores, palmeras y paseo marítimo junto al muelle.
Calles junto al muelle en el Puerto de Mogán, con sus fachadas coloridas y ambiente relajado junto al mar.

Día 7 – Las Palmas de Gran Canaria y ferry a Fuerteventura

Último día del viaje… ¿o no del todo? Porque si tienes tiempo, todavía queda una pequeña aventura por vivir. Pero antes de subir al ferry, vale la pena dedicar unas horas a Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad que combina historia, playa y vida local en un solo lugar.

Te recomendamos que empieces la mañana en el barrio de Vegueta, el más antiguo de la isla. ¿Sabías que aquí vivió Cristóbal Colón antes de su viaje a América? Las calles empedradas, los balcones de madera y las plazas llenas de sombra le dan un aire muy agradable. Entrad a la Catedral de Santa Ana y subid a la torre: las vistas de toda la ciudad valen la pena.

Después te recomendamos que vayas a Triana, la zona comercial y de restauración. Aquí podrés parar a tomar algo y aprovechar para comprar algunos recuerdos antes del embarque.

Y, cómo no, la última parada tenía que ser en la playa de Las Canteras. Es uno de esos lugares donde podrías pasar horas sin hacer nada. Arena dorada, agua clara y un paseo marítimo lleno de vida. Si te coincide con el atardecer, quédate un rato: ver el sol caer sobre el mar es la mejor manera de despedirse de Gran Canaria.

Desde allí, el Puerto de Las Palmas está muy cerca. Los ferries hacia Fuerteventura (normalmente con destino Morro Jable) salen varias veces al día principalmente con Fred. Olsen Express. La ruta más popular es la del ferry de Las Palmas a Morro Jable y el trayecto dura aproximadamente 2 horas, y si el mar está tranquilo, es una travesía muy agradable. ¿Un consejo? Sube a la cubierta y mira hacia atrás mientras te alejas de la isla. Ver cómo se aleja Gran Canaria entre la bruma del Atlántico es una imagen que se te queda grabada.

Consejo: lleva los billetes del ferry comprados con antelación y llega al puerto al menos 45 minutos antes del embarque. Si viajas con coche de alquiler, comprueba si puedes devolverlo allí o si te interesa llevarlo contigo a Fuerteventura (algunas navieras lo permiten).

¿Quieres saber más? ¡Consulta nuestra completa guía de viaje por Gran Canaria y no te pierdas nada de la isla!

Fachada de la Catedral de Santa Ana en el barrio de Vegueta, Las Palmas de Gran Canaria, al atardecer.
Fachada de la Catedral de Santa Ana en el barrio de Vegueta, uno de los lugares más emblemáticos de la capital.

¿Qué hacer en Fuerteventura si haces una excursión corta?

Si decides alargar tu viaje y pasar un par de días en Fuerteventura, el ferry te deja directamente en Morro Jable, al sur de la isla. Desde el puerto ya se siente el cambio: más calma, más luz y ese paisaje árido tan característico.

La Playa de Morro Jable es perfecta para empezar. Es larga, de arena clara y agua turquesa, ideal para caminar, nadar o simplemente tumbarte a desconectar. Además, el paseo marítimo tiene varios bares y cafeterías donde puedes parar a tomar algo sin prisa.

Si te apetece explorar un poco más, conduce hasta Sotavento, una de las playas más famosas de Fuerteventura. ¿Has visto esas fotos con lagunas de agua azul y viento suave? Pues es exactamente así. Es un paraíso para hacer fotos, pasear o, si te animas, probar algo de kitesurf.

Por la noche, lo mejor es volver a Morro Jable y cenar en el pueblo. Hay varios restaurantes frente al mar donde el pescado fresco es protagonista. Nosotros elegimos uno junto al paseo, de esos donde se escucha el sonido de las olas mientras cenas. Fue el cierre perfecto antes de regresar a Gran Canaria.

Consejo: si solo vas a pasar una o dos noches, no intentes recorrer toda Fuerteventura. El sur tiene suficiente encanto para disfrutarlo sin prisas.

Playa de Sotavento en Fuerteventura, con lagunas de agua turquesa y arena dorada bajo un cielo despejado.
Vista panorámica de la playa de Sotavento, con su arena dorada y las lagunas de agua azul que la hacen única.

¿Quieres hacer un viaje de isla en isla por las Canarias? Consulta nuestra guía para viajar de isla en isla por las Canarias y vive una experiencia inolvidable por las islas.


Conclusión: una semana que se queda corta

Cuando terminas esta ruta de 7 días por Gran Canaria, te das cuenta de que una semana no basta. ¿Cómo podría bastar en una isla donde cada zona parece un mundo diferente? En siete días conduces entre montañas, te bañas en playas de agua clara, pruebas comida local y ves atardeceres que no se olvidan.

Viajar en coche por Gran Canaria es la mejor forma de entenderla: te da libertad, te permite parar donde quieras y descubrir rincones que no salen en las guías. Desde el norte verde hasta el sur soleado, pasando por el interior volcánico y los pueblos tranquilos del este, la isla tiene un ritmo propio que engancha.

Y si tienes tiempo, alargar la aventura con un ferry a Fuerteventura es la guinda perfecta. El cruce es corto, las vistas al Atlántico son impresionantes y la sensación de cambiar de isla por mar tiene algo muy especial. ¡Utiliza nuestro buscador para obtener todos los horarios y precios disponibles para tus travesías en ferry y viaja al mejor precio!

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